Yasmari Bello Conferencista Internacional/Facilitadora/Motivadora
domingo, 24 de julio de 2016
viernes, 22 de julio de 2016
Carta a mi amada Venezuela
Esta
carta la escribí en algún momento, donde no conseguía mis medicinas para mis
tratamientos oncológicos y mi rostro salió en múltiples medios de comunicación nacional
y extranjeros pidiendo apoyo, actualmente gracias a Dios la leo en algunas de
mis conferencias, ante un público que llora de emoción e identidad ante la
historia.
He decidido
compartirla con ustedes mis lectores, con algunas fotos mías que espero
ilustren el amor que siento por mi país.
Carta a
Venezuela
Es
la primera vez que te escribo de esta manera tan formal, no soy escritora ni
especialista en letras, sin embargo llegó el momento de agradecerte por tanto
que he recibido de Dios de ti y de la vida. Hace 39 años nací en Caracas y he
vivido diversos momentos de la historia venezolana.
Me
he alejado de las personas tóxicas o “quejómetros” (como yo les llamo) y es que
en cada esquina, en cada red social que leo, en el banco, en la clínica y hasta
en las iglesias, te consigues a un ejemplar, siempre están intentando
contagiarte con su pesimismo y hablando
mal de ti.
Quisiera
contarte también que le doy gracias a Dios porque fui diagnosticada de cáncer de mama aquí, justo hace año y medio, en
mi casa, con mi gente y con médicos maravillosos venezolanos, estar con el olor
de la comida de tu mamá, la compañía de tus seres amados, poder visitar el
Parque del Este o el Topotepuy, y ver todos los días el Ávila desde la casa me hace
estar agradecida…el cáncer me hizo despertar, cuando se menciona esa enfermedad
se asocia con muerte, dolor y dependencia pero simplemente decidí fluir, viviendo
un día a la vez, consciente de mi propia existencia, el cáncer quizá haya
cambiado mi look pero no me cambió las ganas de estar, de ser y de hacer. Ojalá
puedan leer estar carta todos aquellos que están sanos y que malgastan sus
células en tonterías, buscando confrontación, crítica, queja y autodestrucción.
Y es que la vida, mi Venezuela, comienza desde el momento que somos concebidos,
no desde el momento que te dan un diagnóstico como dice una gran amiga, por
ello agradezco infinitamente cada día, cada momento, cada rayo de sol, cada te
quiero y cada abrazo. Entiendo ahora que las palabras tienen poder y los
pensamientos pueden llevarte a sanar si así lo deseas, es por ello que en mi
vida actual a pesar de haber recibido un fuerte tratamiento de quimioterapias, radioterapias,
hormonoterapias y una mastectomía parcial, me considero una persona muy optimista
y feliz.
Venezuela quiero decirte que amo tu clima, tu
idiosincrasia, tus comidas, el humor que nos caracteriza, compartir con “los
panas”, los juegos de béisbol y de futbol, hacer yoga en el parque y ni hablar
de lo que amo la navidad venezolana, con las costumbres y la alegría que viene
impregnada en ella, adicionalmente de todo lo que he podido ver creo que tus
paisajes sin temor a equivocarme, son un paraíso en la tierra. Venezuela para
mi eres una mujer guerrera así como las miles de mujeres hermosas de este país,
que adicionalmente luchamos por vivir, quiero que no te canses, que seas
siempre feliz, amada y respetada. A pesar de la crisis o de los problemas que
tenemos, somos el mejor país del mundo y si tuviera que volver a nacer, pediría
ser venezolana, tengo una fe
profunda de que pronto sanarás igual que yo, que todos los venezolanos
estaremos unidos por el trabajo honesto, la educación y el respeto.
Y
es que “llevo tu luz y tu aroma en mi piel” y “yo nací en esta ribera del Arauca
vibrador”…
Aunque
me vaya de ti...volveré!
Te
amo, lo siento, perdón y gracias!
Yasmari
Bello
domingo, 10 de julio de 2016
La cadena de favores
Es mi primer día de blog y quizás mi historia solo la vean interesante aquellos quienes dan sin esperar recibir nada a cambio y que como yo, creen en la "cadena de favores" de la vida.
Estaba en mi clases de yoga de los días sábados en el parque, rodeada de esa naturaleza que amo, con olor a lluvia, con frío, guacamayas cantando y rodeada de energía positiva de mi grupo de compañeras, en un descanso entre una clase y otra, decido como es habitual ir a tomarme un te refrescante que vende Leyda y una empanada vegetariana (no soy vegetariana) pero estas empanadas de la señora "argentina" como ella se hace llamar, son deliciosas, sin embargo me detuve mientras iba a mi destino y vi una torta (pastel) de piña que es uno de mis postres favoritos y de la cual tenía mucho tiempo sin comer, sin pensarlo decidí darme ese gusto junto a mi bebida y los pedí envasado para comer en el camino o después.
Al llegar nuevamente a mi "mat" de yoga faltaban unos minutos y dije es el momento de comerme mi torta con una gran emoción, por primera vez se me acerca un señor ajeno a la clase y me ofrece venderme uno de sus artículos (crucigrama) y le respondo con cortesía y una sonrisa "no gracias" y me vuelvo a voltear para morder mi torta (pastel) con muchas ansías y escucho nuevamente la voz del señor diciéndome "me puede regalar un poco de su torta?" a lo que respondí "mi torta?" y volteé a verle su rostro, enseguida supe que no me sentiría bien en decirle que no y comerla como si nada hubiese pasado, le respondí "si claro señor" e inmediatamente procedí a partirla en dos pedazos, es decir, la mitad para el y la mitad para mi, se la entregué y el señor me ha respondido "tenía mucho tiempo sin comer una torta así, gracias" y pensé: el también tiene mucho tiempo sin comerla igual que yo, me sentí muy feliz de poder compartirla con este desconocido y luego continué con mi clase y posterior meditación de agradecimiento por tener la oportunidad de ayudar sin esperar recibir nada a cambio.
Más tarde saldría de allí para buscar un medicamento que conseguí por donación a través del twitter y al llegar donde la señora, me sorprendió indicándome que no sólo me iba a dar una caja sino tres para que no estuviera tan angustiada en la búsqueda (a los que me leen fuera de Venezuela, en mi país hay una fuerte escasez de medicamentos, muchos me conocen porque mi rostro ha dado la vuelta al mundo en infinidad de noticias, por una campaña que emprendí para conseguir mis medicamentos contra el cáncer), en esta semana también he entregado dos cajas de medicinas, a otras dos personas de la misma forma que lo hizo esta señora tan amable conmigo ayer, porque me mantengo activa apoyando a otras personas, que también han vivido la angustia de buscar medicinas a través de las redes sociales.
Para finalizar mi historia del día de hoy quiero decirles que la vida es una cadena de favores infinitas y que dar sin esperar recibir nada a cambio, nos abre las puertas para recibir nosotros o nuestra familia en cualquier momento la ayuda que menos esperamos, pero que seguramente la que más necesitamos.
Dar es un acto de fe, dar sin esperar que la otra persona te devuelva el "favor" significa desprendimiento y desapego desde el amor incondicional para ayudar y en algún momento, no esa persona quizás, pero si la vida te lo recompensará de otra forma.
Gracias a dar la mitad de mi torta de piña, recibí otro regalo del universo para mi sanación y gracias a otra persona que tiene vocación de servicio pude comprobar nuevamente la "cadena de favores" de la vida.
Abrazos de luz
Yasmari Bello
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