Yasmari Bello Conferencista Internacional/Facilitadora/Motivadora

viernes, 22 de julio de 2016

Carta a mi amada Venezuela

Esta carta la escribí en algún momento, donde no conseguía mis medicinas para mis tratamientos oncológicos y mi rostro salió en múltiples medios de comunicación nacional y extranjeros pidiendo apoyo, actualmente gracias a Dios la leo en algunas de mis conferencias, ante un público que llora de emoción e identidad ante la historia.
He decidido compartirla con ustedes mis lectores, con algunas fotos mías que espero ilustren el amor que siento por mi país.

Carta a Venezuela
Es la primera vez que te escribo de esta manera tan formal, no soy escritora ni especialista en letras, sin embargo llegó el momento de agradecerte por tanto que he recibido de Dios de ti y de la vida. Hace 39 años nací en Caracas y he vivido diversos momentos de la historia venezolana.
Me he alejado de las personas tóxicas o “quejómetros” (como yo les llamo) y es que en cada esquina, en cada red social que leo, en el banco, en la clínica y hasta en las iglesias, te consigues a un ejemplar, siempre están intentando contagiarte con su pesimismo  y hablando mal de ti.
Quisiera contarte también que le doy gracias a Dios porque fui diagnosticada de  cáncer de mama aquí, justo hace año y medio, en mi casa, con mi gente y con médicos maravillosos venezolanos, estar con el olor de la comida de tu mamá, la compañía de tus seres amados, poder visitar el Parque del Este o el Topotepuy, y ver todos los días el Ávila desde la casa me hace estar agradecida…el cáncer me hizo despertar, cuando se menciona esa enfermedad se asocia con muerte, dolor y dependencia pero simplemente decidí fluir, viviendo un día a la vez, consciente de mi propia existencia, el cáncer quizá haya cambiado mi look pero no me cambió las ganas de estar, de ser y de hacer. Ojalá puedan leer estar carta todos aquellos que están sanos y que malgastan sus células en tonterías, buscando confrontación, crítica, queja y autodestrucción. Y es que la vida, mi Venezuela, comienza desde el momento que somos concebidos, no desde el momento que te dan un diagnóstico como dice una gran amiga, por ello agradezco infinitamente cada día, cada momento, cada rayo de sol, cada te quiero y cada abrazo. Entiendo ahora que las palabras tienen poder y los pensamientos pueden llevarte a sanar si así lo deseas, es por ello que en mi vida actual a pesar de haber recibido un fuerte tratamiento de quimioterapias, radioterapias, hormonoterapias y una mastectomía parcial, me considero una persona muy optimista y feliz.
 Venezuela quiero decirte que amo tu clima, tu idiosincrasia, tus comidas, el humor que nos caracteriza, compartir con “los panas”, los juegos de béisbol y de futbol, hacer yoga en el parque y ni hablar de lo que amo la navidad venezolana, con las costumbres y la alegría que viene impregnada en ella, adicionalmente de todo lo que he podido ver creo que tus paisajes sin temor a equivocarme, son un paraíso en la tierra. Venezuela para mi eres una mujer guerrera así como las miles de mujeres hermosas de este país, que adicionalmente luchamos por vivir, quiero que no te canses, que seas siempre feliz, amada y respetada. A pesar de la crisis o de los problemas que tenemos, somos el mejor país del mundo y si tuviera que volver a nacer, pediría ser venezolana, tengo una fe profunda de que pronto sanarás igual que yo, que todos los venezolanos estaremos unidos por el trabajo honesto, la educación y el respeto.
Y es que “llevo tu luz y tu aroma en mi piel” y “yo nací en esta ribera del Arauca vibrador”…
Aunque me vaya de ti...volveré!
Te amo, lo siento, perdón y gracias!
Yasmari Bello












domingo, 10 de julio de 2016

La cadena de favores



Es mi primer día de blog y quizás mi historia solo la vean interesante aquellos quienes dan sin esperar recibir nada a cambio y que como yo, creen en la "cadena de favores" de la vida.

Estaba en mi clases de yoga de los días sábados en el parque, rodeada de esa naturaleza que amo, con olor a lluvia, con frío, guacamayas cantando y rodeada de energía positiva de mi grupo de compañeras, en un descanso entre una clase y otra, decido como es habitual ir a tomarme un te refrescante que vende Leyda y una empanada vegetariana (no soy vegetariana) pero estas empanadas de la señora "argentina" como ella se hace llamar, son deliciosas, sin embargo me detuve mientras iba a mi destino y vi una torta (pastel) de piña que es uno de mis postres favoritos y de la cual tenía mucho tiempo sin comer, sin pensarlo decidí darme ese gusto junto a mi bebida y los pedí envasado para comer en el camino o después.

Al llegar nuevamente a mi "mat" de yoga faltaban unos minutos y dije es el momento de comerme mi torta con una gran emoción, por primera vez se me acerca un señor ajeno a la clase y me ofrece venderme uno de sus artículos (crucigrama) y le respondo con cortesía y una sonrisa "no gracias"  y me vuelvo a voltear para morder mi torta (pastel) con muchas ansías y escucho nuevamente la voz del señor diciéndome "me puede regalar un poco de su torta?" a lo que respondí "mi torta?" y volteé a verle su rostro, enseguida supe que no me sentiría bien en decirle que no y comerla como si nada hubiese pasado, le respondí "si claro señor" e inmediatamente procedí a partirla en dos pedazos, es decir, la mitad para el y la mitad para mi, se la entregué y el señor me ha respondido "tenía mucho tiempo sin comer una torta así, gracias" y pensé: el también tiene mucho tiempo sin comerla igual que yo, me sentí muy feliz de poder compartirla con este desconocido y luego continué con mi clase y posterior meditación de agradecimiento por tener la oportunidad de ayudar sin esperar recibir nada a cambio.

Más tarde saldría de allí para buscar un medicamento que conseguí por donación a través del twitter y al llegar donde la señora, me sorprendió indicándome que no sólo me iba a dar una caja sino tres para que no estuviera tan angustiada en la búsqueda (a los que me leen fuera de Venezuela, en mi país hay una fuerte escasez de medicamentos, muchos me conocen porque mi rostro ha dado la vuelta al mundo en infinidad de noticias, por una campaña que emprendí para conseguir mis medicamentos contra el cáncer), en esta semana también he entregado dos cajas de medicinas, a otras dos personas de la misma forma que lo hizo esta señora tan amable conmigo ayer, porque me mantengo activa apoyando a otras personas, que también han vivido la angustia de buscar medicinas a través de las redes sociales.

Para finalizar mi historia del día de hoy quiero decirles que la vida es una cadena de favores infinitas y que dar sin esperar recibir nada a cambio, nos abre las puertas para recibir nosotros o nuestra familia en cualquier momento la ayuda que menos esperamos, pero que seguramente la que más necesitamos.

Dar es un acto de fe, dar sin esperar que la otra persona te devuelva el "favor" significa desprendimiento y desapego desde el amor incondicional para ayudar y en algún momento, no esa persona quizás, pero si la vida te lo recompensará de otra forma.

Gracias a dar la mitad de mi torta de piña, recibí otro regalo del universo para mi sanación y gracias a otra persona que tiene vocación de servicio pude comprobar nuevamente la "cadena de favores" de la vida.

Abrazos de luz

Yasmari Bello